viernes, 13 de enero de 2012

OSCUROS PRESAGIOS

El caso Urdangarín, más allá de las posibles consecuencias penales para el yerno de Don Juan Carlos, se ha convertido ya en un asunto de Estado. Está en juego la reputación de la Corona, por mucho que desde La Zarzuela se haya insistido, desde que estalló el escándalo, en calificar de "asunto privado" el supuesto enriquecimiento ilícito del marido de la infanta Cristina de Borbón. Esa versión oficial saltó ayer en pedazos: la Casa del Rey se quitó la venda y anunció que Iñaki Urdangarín queda apartado de la agenda de la Familia Real por su comportamiento "no ejemplar". Pero no ha sido ése el único movimiento ejecutado por el monarca. No al menos con luz y taquígrafos.  

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Oscuros presagios para el Sr. Urdangarín. La justicia, mediante la eficaz policía judicial, se está encargando que esté viviendo, pienso, los peores días de su vida, así al menos estaría si calzara sus zapatos.

El caso tiene mandanga. Que un miembro de la Familia Real, que se supone tiene resuelta, a priori, la vida y se tenga que meter en estos follones que pueden suponer, como le está suponiendo, un apartamiento total de la Familia Real y consecuentemente a su familia: esposa (Infanta y sus hijos). No sé en que estaría pensando este sr. Urdangarín, si se prueba por la justicia todo lo que está saliendo a la luz, por ahora le acoge su derecho a la presunción de inocencia.

Ahora viene los daños colaterales del caso. La Familia Real, no cuenta con el servilismo o simpatía de la totalidad de los españoles, comenzando con los independentistas: catalanes, vascos, gallegos... Siguiendo, con los de la izquierda política: comunistas, muchos socialistas, sindicalistas, anarquistas, republicanos, etc... Y otros muchos españoles que no encajando en estos grupos, piensan que la monarquía es una carga para el Estado y no vale para nada. Por eso, el daño que se está haciendo a la Institución Monárquica es de una profundidad tal que el Rey ve como se tambalea a cada día de la investigación. 

Muchos monárquicos se autodefinen como juancarlistas porque ven en la sucesión del Rey por el Príncipe de Asturias, la falta de carisma necesario para ocupar el trono real. Si a esto lo unimos lo anterior, lo que hasta ahora era la Institución más respetada y que mayor estima teníamos la mayoría de españoles, va a caminando a pasos agigantados al borde de un precipicio, que a mí personalmente, no me gustaría que llegara nunca.

VIVA EL REY. VIVA LA REINA. 
VIVA LA MONARQUÍA.

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